Y mientras todo se mueve dentro y fuera de ti, tú también necesitas sostén. No solo para aliviar dolores o molestias. También para prepararte desde dentro: con confianza, calma y conexión.
Aquí no venimos solo a estirar músculos. Venimos a crear espacio para tu bebé en tu vientre y para ti en tu día a día, a soltar miedos, a prepararte para el momento más potente de tu vida. El parto no es solo físico. Y tú no eres solo un cuerpo que empuja.
Las ganas de reír a carcajadas, de correr sin miedo, de vivir sin estar pendiente de si llevas una compresa “por si acaso”. Te han dicho que es normal. Por el parto. Por la edad. Por los años. Pero que algo sea común no significa que tengas que no tenga solución, sólo que no le has puesto la solución correcta hasta ahora.
No estás rota. Tu cuerpo solo necesita que vuelvas a escucharlo.
Y aquí estoy para acompañarte a recuperar el control, la confianza y las ganas de moverte como antes… o mejor.
El dolor pélvico crónico o las molestias en las relaciones íntimas pueden tener múltiples causas. Es más habitual de lo que creemos porque apenas se habla, pero no tiene por qué ser tu rutina.
Vemos en consulta el abandono de las relaciones, la resignación a no poder hacer según que cosas o la inseguridad que puede llegar a provocar. Pero no es algo que debas esconder, a través de un abordaje integrativo, te ofrecemos herramientas para comprender tu cuerpo, liberar tensiones y volver a disfrutar sin dolor. Volver a escuchar tu cuerpo y tratarlo con cariño.
Los dolores intensos, los ciclos irregulares o ese malestar que te acompaña cada mes no son “normales”.
Tu cuerpo te está avisando. Y merece que lo escuches con atención y cuidado. Trabajamos para ayudarte a regularlo, aliviar síntomas y entender mejor cómo funciona tu cuerpo desde una perspectiva integradora.
El posparto no es solo un cambio físico, es un proceso profundo de recuperación y transformación.
Más allá de cómo se ve tu cuerpo, importa cómo te sientes, cómo recuperas tu fuerza y bienestar desde tu centro hacia todo tu ser.
Aquí respetamos tus tiempos, tus ritmos y tus emociones.
Un hueco, una separación que no ves, pero que notas en cada movimiento, en cada esfuerzo. A veces con dolor, a veces con inseguridad,con hinchazón… siempre con esa sensación de que tu cuerpo ha cambiado para quedarse así.
La diástasis no es solo un “defecto estético”. Es una señal de que tu abdomen, tu zona lumbar…tu cuerpo, necesita atención, cuidado y guía. No tienes que resignarte a vivir con debilidad o molestias.
Podemos trabajar juntas para reconectar con tu abdomen, para fortalecer desde el centro y recuperar tu estabilidad y confianza.
Y no solo lo notas tú. También lo callas tú. Porque casi nadie habla de esto. Ni siquiera muchas profesionales.
Pero el prolapso no es una condena. No eres frágil. No estás fallando. Y no tienes que vivir con miedo a moverte, a cargar a tu bebé, a ir al baño o a tener relaciones.
Podemos trabajar juntas para que vuelvas a confiar en tu cuerpo y no tengas que acabar operándote.
Para que ese peso deje de doler. Para que recuperes tu centro desde el suelo pélvico hacia fuera.